viernes, 17 de julio de 2015

Llorando, frío y cubierto en sangre...



https://www.youtube.com/watch?v=EGZRu0BfNHU

Un día desperté cargando el peso de 80 años.
Arrugado y triste por sentirme débil y anciano.
El tiempo había pasado tan rápido y yo no lo había notado que la fecha de expiración en mi vida pronto habría caducado.
Porque estuve preocupado en cosas menos importantes.
Si tan solo tuviera la juventud con la que contaba antes.
Es tan triste que la vida sea tan breve que pienso en que tenían razón cuando me decían "fuma, coje y bebe".
Tenía tanto miedo porque era inseguro de mi mismo que, por si a caso,
prefería quedarme callado por temor a al rechazo y al fracaso.
 si acaso tuve algunos momentos felices pero eran tan escasos
que la verdadera felicidad en mi vida parecía más una estrella fugaz en el ocaso.
Anduve a la deriva por bastante tiempo, preguntándome si primero debía perseguir mis sueños o el dinero.
Pensaba que el tiempo jamas se detenía y que cualquiera que fuera mi suerte debía seguir adelante, aunque a veces pareciera simplemente rondar como alma errante.
Embriagado en mi propia melancolía, pasaba la mayor parte del tiempo tan callado que mi madre se acercaba a preguntarme "¿Hijo, por qué estas enojado?".
Vivía cuestionándome todo el tiempo el propósito de esta existencia tan triste, abandonado a mi propia suerte en un mundo perdido en el vacío pensando en que Dios no existe.
Llegaba a un punto en el que creía que mi  mala suerte era patológica y que debía acostumbrarme a ella aunque no tuviera lógica.
Me sentía seducido por el sueño de tener dinero y mi propio negocio estable
porque mis anhelos jamas parecían ser una estúpida idea rentable; y de esa manera es como aplastaba mis sueños inestables.
Quería ser tantas cosas, escritor, músico, físico o actor, pero todo se desmoronaba cuando me daba cuenta de que el dinero era el principal factor.
Tal vez la sociedad me había contagiado y pensaba que la riqueza material era el mejor estado, pero era tan solo un joven frustrado, errado y preocupado.
De todas las cosas maravillosas solo pasaba al lado de ellas sin darme cuenta
de que ahora el arrepentimiento me asalta y mi salud se ausenta.
Pegado a esta camilla, es increíble como cambian las cosas que anhelaba,
de joven quería un buen futuro y ahora solo quiero que me cambien esta pinche almohada.
Pero no ahora, no quiero que me vean llorando por pensar mi vida en retrospectiva, y mirar el cateter en mi brazo diciéndome que debo seguir respirando.
No se para que si lo único que hago es estarme atormentando, ni si quiera me preocupa esta enfermedad que no se compara con esta nostalgia que me esta matando.
No me preocupa morir y no ver ningún cielo en el acto, la eternidad está en las flores brotando de mi cuerpo putrefacto.
Lo único que me preocupa es no poder viajar en el tiempo, y poder decirme a mi mismo que de nada sirve seguir creciendo y seguir teniendo miedo, que atreverse a ser feliz es el único remedio; que debe aprovechar al máximo mientras pueda, antes de que las arrugas en su rostro lluevan; que la vida no es tan complicada, sino mas bien sencilla
y que de no hacerlo sufrirá en vida atrapado en esta maldita camilla...
...estoy empezando a sentirme frió, ya no siento mis manos, he tocido tanta sangre que estoy empapado.
Quiere decir que la muerte debe estar aquí al ladito de mi esperando apacible a que mi cuerpo deje de pelear por lo inevitable y gradualmente apagar su mecanismo averiado para por siempre dejar de funcionar...
Llorando, frío y cubierto en sangre, así es como llegas, así es como te vas...








domingo, 14 de junio de 2015

UNA VIDA PROGRAMADA.

Estuve pensando el otro día sobre algunas personas, de hecho, demasiadas. Mucha gente actúa como si ejecutara una serie de instrucciones programadas y no hubiera más que hacer después de ello. Como si vivir de esa manera fuera lo única forma, para mí, eso es bastante aburrido y repetitivo. Es como seguir una linea de vidas programadas, como robots, pero de alguna manera, ellos son felices así. Y es una tortura para quienes nos damos cuenta de ello, pero pertenecemos inexorablemente a ese mismo sistema aunque sea en algún aspecto.

Ellos son esclavos del sistema. Escuchan la música que el sistema quiere que escuchen, ven lo que el sistema quiere que vean, piensan lo que el sistema quiere que piensen, hacen lo que el sistema quiere que hagan, viven como el sistema quiere que vivan.

Hay mucha ignorancia, irresponsabilidad, pereza, ceguera; no hay voluntad para superarse, para avanzar. En cualquier momento el sistema puede tomarte y obligarte a formar parte de el, porque es tan fácil estar allí y vivir una vida sistemática; una vida normal, que no trasciende ni te hace diferente. Te vuelve uno más, y te pierde entre la multitud.

Estuve caminando por algunas calles algo cercanas a mi casa. Y al ver la gente, el paisaje descuidado, el cielo gris, niños inocentes, como esponjas, aprendiendo a ser felices con todo eso que les rodea; me sentí desanimado, y se que no es así, pero por algunos momentos, pienso que la vida es un mierda. Es un barrio de bajo estatus socio-económico.

Toda esa gente está ahí, viviendo una vida genérica, duermen y despiertan al lado del conformismo; porque al rededor todos son iguales, porque no aprendieron a ser diferentes al resto. Como si alguien les hubiese dicho que la vida es simplemente tener una casa, casarte y tener hijos, después, arreglártelas para conseguir un trabajo que apenas alcance, y una vez hecho esto, dedicar el resto de tu vida al trabajo, y del trabajo a tu casa, un día tras otro, hasta el final de tus días, pensando que lo único importante es el dinero.

Algunas veces quiero correr y escapar de todo, sentirme verdaderamente libre. Estoy cansado, estoy cansado de tener que creer en que el dinero sea la piedra angular de la vida. Trabajar, acumular riqueza, casarte, tener hijos, volverse anciano, dejar que se hagan cargo de ti y después, aguardar paciente la muerte.

No quiero ser otro más en esta especie de esclavitud genérica. Ahora tengo a la juventud de mi lado, se que no sera por mucho tiempo, pero aún puedo ser diferente, puedo ser feliz, incluso si no la tuviera.